Detalles

En un entorno de arrecifes de corales, selvas frondosas de vegetación y playas paradisíacas, se encuentra la Península de Coromandel (norte de Nueva Zelanda). Aquí,  un viejo contenedor marítimo fue reciclado y convertido en una sencilla, práctica y hermosa casa de veraneo. Los estudios Crosson Clarke Carnachan Architects son los creadores de esta vivienda que tiene la particularidad de quedar sellada cuando no se está en ella a través de un sencillo mecanismo que levanta o baja las compuertas según se desee.

La alargada estructura ubicada ligeramente sobre la tierra parece una enorme caja de madera, al llegar solo se requiere accionar un dispositivo y los laterales bajan formando 2 plataformas (una a cada costado) dando la sensación de que la casa flotara sobre el suelo. Las terrazas improvisadas una hacia el mar y la otra hacia las planicies, amplían el espacio fusionándose con el entorno del paisaje. También se pueden desmontar las puertas plegables de cristal.

El contenedor fue revestido con ciprés de Lawson degradado en su parte externa, mientras que las paredes internas tienen un acabado de contrachapado de pino aro (los paneles del techo también son de pino aro).

La sala principal abierta absorbe la luz del sol durante el día con mucha circulación de aire, cuenta con estufa sofá y sillones, además de una mesa grande con sillas y un enorme modular de madera. En uno de los extremos el dormitorio y las literas de los niños (cerradas y frescas). El baño abierto (impecablemente terminado) con bañera con ruedas permite que el bañarse sea una experiencia de interactuación con la naturaleza.

El interior del contenedor marítimo fue dividido y aprovechado al máximo para disfrutar de las comodidades.